Novios de Solonovios: elegancia y extravagancia en una gran boda gitana

traje de novios

Las bodas gitanas son bodas por todo lo alto, bodas para lucir trajes de novio barrocos como los que les gustan a ellos, bodas para pasarlo bien, para disfrutar de un convite de lo más extraordinario, para comer bien, para bailar, para pasar unas cuantas buenas horas en familia y hasta para deleitarse con artistas de renombre que canten y bailen exclusivamente para los novios gitanos y sus invitados.

 

Las bodas para ellos representan una de las celebraciones de mayor relevancia y emotividad. En ellas, la originalidad y la tradición priman sobre cualquier otra cosa. Se llevan a cabo mediante el rito católico, algo para lo que los novios gitanos son muy, pero que muy respetuosos.

 

La fiesta suele durar más de un día, en ocasiones, tres o cuatro. En ella, la celebración es el momento más esperado, como en la boda de Manuel, uno de los novios de Solonovios más elegante, en cuya boda no faltó absolutamente de nada.

 

Los padrinos de las bodas gitanas suelen ser los mismos que los de bautizo y en el caso de Manuel así se cumplió. Sus padrinos, gitanos con un arte y un salero indiscutibles, ocuparon también parte del protagonismo de su gran boda gitana. Sin duda alguna, una de las situaciones más importantes de su vida y una de las que esperaban con suma ilusión.

 

En la boda de uno de los novios de Solonovios más apuesto, los trajes de novio no dejaron indiferente a nadie. Manuel, que lucía un precioso traje barroco de Solonovios blanco con adornos dorados y un bastón de compañero, fue en su boda el centro de todas las miradas, algo a lo que su chica, hoy su mujer, tampoco tuvo que envidiarle dado que la elección de su vestido de novia también tuvo su especial atractivo.

 

Obviamente, no todo fue tan mágico y tan bonito. También en esta increíble boda gitana se vivieron momentos de tensión, pues aunque la novia estaba segura de su virginidad, los minutos de la prueba del pañuelo siempre se viven con cierta tensión.

 

Afortunadamente, la “ajuntaora” comprobó la existencia de las tres manchas y con una alegría desbordante, cantaron la alboreá:

 

“En un verde prado
tendí mi pañuelo,
salieron tres rosas
como tres luceros».

 

La boda fue todo un espectáculo. Igual que el traje de novio de Manuel, uno de los novios de Solonovios.

 

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